5 de Marzo del 2025
"Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firmes hasta el fin el principio de nuestra confianza." Hebreos 3:14.
El último paso es el que gana; y no hay lugar en el peregrino progreso donde acechen tantos peligros como en la región que se encuentra junto a los portales de la Ciudad Celestial. Allí estaba situado el Castillo de la Duda. Allí fué donde el terreno encantado engañó al cansado viajero con un sueño fatal. Cuando las sublimidades Celestiales se encuentran a la vista, entonces es cuando la puerta del infierno es más persistente y contiene más peligro mortal. "No nos cansemos en hacer bien, y cosecharemos a su debido tiempo, sino desmayamos." "Así que corred, para que podáis recibir."
"Castillo fuerte es nuestro Dios,
Defensa y buen escudo,
Con su poder nos librará
En este trance agudo.
Con furia y con afán
Acosanos Satán;
Por armas deja ver
Astucia y gran poder,
Cual él no hay otro en la tierra.
Nuestro valor no es nada aquí
Con él todo es perdido;
Mas por nosotros pugnará
De Dios el Escogido.
¿Sabéis quién es? Jesús
El que venció en la cruz,
Señor de Sabaoth;
y pues El solo es Dios,
El triunfa en la batalla,"
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. Romanos 8: 31 - 34
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:14 - 16
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