Alabado sea el Señor que pago con su vida el precio de nuestra redención, nos dió acceso a una eternidad a su lado. Solo en su Presencia hay plenitud de gozo y delicia a su diestra para siempre.
Que cada día tengamos como meta y objetivo principal el honrar esta nueva vida que nos ha sido dada, reconociendo el gran precio pago. Y agasajar con dichos y hechos a nuestro amado Jesús, que Él sienta nuestro amor y vea nuestro compromiso, que todo lo que hagamos sea con excelencia como para el Señor. Que podamos llenar nuestros pasos de buenas obras que el Padre preparó de antemano para que andemos en ellas. No perdamos el tiempo en discusiones sin sentido, en conversaciones que no edifican ni aportan nada bueno.
No entremos en murmuraciones ni participemos en reuniones sociales donde se dedican a hablar de otros, juzgando, condenando o criticando. Que podamos decir como el salmista en el salmo uno, no me senté en silla de escarnecedores.
Este día podemos ver la mano de Dios sobre nosotros si aceptamos el desafío de buscar oír su voz y obedecer sus Palabras.
¡Buen y bendecido fin de semana!
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