"Se sentará como acrisolador y purificador de la plata:" Malaquías 3:3. Versión Moderna.
Nuestro Padre, que constantemente busca el perfeccionar a Sus santos en santidad, conoce el valor del fuego refinador. El ensayador se toma la mayor molestia con los metales más valiosos. Los somete al fuego abrasador, porque este fuego derrite el metal y solamente la masa derretida se desprende de su mezcla o adquiere con perfección su forma nueva en el molde. El refinador anciano nunca abandona su crisol, sino que se sienta a su lado, para evitar que pueda haber un grado de temperatura excesiva y estropee el metal. Pero tan pronto como rasa de la superficie lo último de la basura, y vé su cara reflejada, entonces apaga el fuego.-Arthur T. Pierson.
Mientras Jesús estaba en silencio en la tumba después de su crucifixión, el plan pre ordenado de Dios estaba siendo puesto en acción: ¡un plan para una vida de resurrección! El Señor envió su Espíritu Santo a las mismas entrañas de la muerte y allí vivificó el cuerpo de Jesús, resucitándolo de entre los muertos. Luego salió de la tumba nuestro bendito Salvador, justo a través de la gruesa piedra. Y él emergió con este testimonio: “[Yo soy] el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:18). Cristo estaba diciendo aquí: “Yo soy el que tiene la vida eterna. Estuve muerto, pero mira, estoy vivo, ahora y para siempre. ¡Tengo las llaves mismas de la vida y de la muerte en mis manos!
En el momento en que Jesús salió de la prisión de la muerte, se convirtió en la resurrección y la vida, no sólo para sí mismo, sino para todos los que creerían en él desde ese día. Él nos ha traído una vida de resurrección totalmente más allá del poder de la muerte. Debido a esto, ya no hay ninguna razón para que un cristiano tema la muerte o la vea como un enemigo. Nuestro Señor la ha conquistado por completo: “Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte” (Hechos 2:24).
Necesaria es la muerte para nueva vida, dejar los pensamientos contaminados con la corriente del mundo y volver a la verdad de Dios, la limpieza de las emociones influenciadas por el egoísmo y un orgullo torpe e insignificante, sin sentido, por una vida de valores y virtudes que ha puesto Dios en cada uno de los que le recibieron, para caminar sus caminos perfectos que nos perfeccionan en el Amor del Padre y en la semejanza de la vida de Jesús, por medio de la revelación impartida por el Espíritu Santo por la Palabra viva y eficaz, la palabra profética más segura. Para seguir siendo transformados, hasta que el reflejo de su rostro se vea en nosotros.
2 Corintios 4:12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
1 Juan 5:13 El conocimiento de la vida eterna
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
Si has recibido a Jesús como tu Salvador y Señor, entonces él reside en ti como un gran poder de vida de resurrección. Y el mismo poder de resurrección que lo levantó de la tumba te sostendrá también a ti. “Probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros?” (2 Corintios 13:5). ¡Tienes dentro tu ser todo lo que está en Cristo, una poderosa fuerza de vida que Satanás no puede destruir! ¡Levántate del temor, de la duda, del desanimo, párate en Cristo y anda!
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