"Y despedidas las gentes, subió al monte apartado, a orar: y cómo fue la tarde del día, estaba allí sólo." Mateo 14:23.
El hombre Cristo Jesús, sintió la necesidad de la soledad perfecta. El sólo, enteramente sólo con Sí mismo. Sabemos muy bien que el trato con otros hace que nos distraigamos y termina con nuestros recursos. El hombre Cristo Jesús, también sabía ésto, y sintió nuevamente la necesidad de estar sólo, de reunir todos Sus recursos, de darse cuenta plenamente de su elevado destino, de su debilidad humana, de su dependencia con el Padre.
Cualquier hijo de Dios tiene una necesidad mucho mayor acerca de ésto de estar sólo con las realidades espirituales, sólo con Dios Padre. Si ha existido alguno que podía haber sido excluido de estar en la soledad para comunicarse con Dios, éste hubiese sido nuestro Señor, pero Él no podía hacer su trabajo o mantener su comunión plenamente, sin tener su tiempo de oración y meditación en la soledad.
Dios haga que cada uno de sus siervos extienda y practique este arte bendito y que la iglesia sepa cómo entrenar a sus hijos el sentido de este privilegio tan santo y tan elevado. ¡Oh, cuán grande y sublime es el pensar que Dios está sólo conmigo y yo sólo con El!-Andrew Murray.
Lamartine, habla en uno de sus libros de un paseo solitario que su madre solía dar a cierta hora del día por el jardín, y en cual nadie hubiese soñado de entrometerse por un sólo momento. Para ella, era el jardín sagrado del Señor. i Pobres de aquellas almas que no tienen tal tierra de Beulah! Jesús dice: busca tu habitación privada. Es en la soledad donde podemos oír las notas místicas que proceden del alma de las cosas.
UNA MEDITACIÓN
¡Practica alma mía, el estar a solas con Cristo! Está escrito que cuando ellos estaban solos, Él explicó todas las cosas a sus discípulos. No dudes del dicho; es cierto en tu experiencia. Si quieres comprenderte a tí mismo, dí a la multitud que se marche. Déjales que se marchen uno a uno, hasta que te quedes sólo con Jesús. ¿Te has imaginado a tí mismo como la única criatura que ha quedado en estos mundos?
En tal universo, tu único pensamiento debiera ser "¡Dios y yo, Dios y yo!" El está muy cerca de ti, tan cerca como si en espacios infinitos no palpitara ningún otro corazón excepto el Suyo y el tuyo. ¡Alma mía, practica esa soledad! i Practica la expulsión de la multitud! ¡Practica la tranquilidad de tu propio corazón! i Practica el refrenamiento solemne, Dios y yo! ¡Dios y yo! No permitas que nadie se interponga entre tí y tu ángel combatiente. Cuando encuentres a Jesús a solas entonces no serás condenado y perdonado.-George Matheson.
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