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sábado, 27 de septiembre de 2025

Conocerlo a Él

 "Que halló redención." (Job 33:24c )

La vida divina es saneamiento divino. Es la primacía de Cristo sobre el cuerpo. Es la vida de Cristo en el marco. Es la unión de nuestros miembros con el mismo cuerpo de Cristo y la afluencia de la vida de Cristo a nuestros miembros vivos. Ello es tan cierto como Su cuerpo resucitado y glorificado. Es tan razonable como el hecho de que Él fue resucitado de los muertos y está VIVO, con un cuerpo de verdad, un alma racional que hoy se encuentra a la diestra de Dios.

Aquel Cristo viviente nos pertenece con todos Sus atributos y potestades. Somos miembros de Su cuerpo, de Su carne y de Sus huesos y con solamente que lo creamos y recibamos, podremos vivir la misma vida del Hijo de Dios. Señor, ayúdame a conocer a "el Señor por el cuerpo y el cuerpo por el Señor." -A. B. Simpson.

"Jehová está en medio de ti, poderoso él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos." (Sofonías 3:17 V.I.)

Éste es el texto que hace cerca de veinte y cinco años reveló la verdad de saneamiento Divino a mi mente y cuerpo debilitado. Es aún la puerta, más abierta que nunca, por la cual el Cristo viviente pasa a cada momento a mi cuerpo redimido, llenándole, dándole energía, vitalizandole con la presencia y poder de Su propia personalidad, transformando toda mi existencia en un "nuevo cielo y en una nueva tierra." "El Señor, tu Dios." Tu Dios. Mi Dios. Entonces todo lo que hay en Dios Todopoderoso es mío y está en mí en la medida que puedo y estoy dispuesto a apropiarme de Él, y todo lo que a Él pertenece. Este Dios, "Poderoso," TODO Poderoso, es nuestro Dios INTERIOR. Él está en medio de mí, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, con la misma certeza que el sol está en el centro de los cielos o como el dinamo ocupa el centro de la casa potencial de mi triple existencia. Él está en medio, en el centro de mi existencia física. Está en medio de mi cerebro, está en medio de mis nervios.

Durante veinte y un año, no solamente ha sido una realidad viviente para mí, sino una realidad que ha crecido y enriquecido más profundamente hasta la edad de setenta años, haciendo que me sienta más jóven y más dispuesto para todo que cuando tenía treinta años. Actualmente me encuentro fortalecido por Dios y haciendo a veces tanto trabajo mental y físico como hice en mis mejores tiempos pasados, y ten en cuenta que lo hago con la mitad de los esfuerzos necesarios. Mi vida física, mental y espiritual es semejante a un pozo artesiano, siempre lleno y rebosando. -Dr. Henry Wilson.






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