3 de Junio del 2025
"Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?." Marcos 4:38.
No debemos de pensar que vamos a escapar de la tormenta aún cuando caminemos hacia adelante porque Cristo nos lo ha mandado. Estos discípulos iban hacia adelante porque Cristo se lo había mandado, y no obstante Se encontraron con una terrible tormenta y estuvieron en peligro de hundirse. Tan apurada era su situación, que en su angustia gritaron pidiendo a Cristo que les ayudara.
Si Cristo tarda en acudir para socorrernos en nuestras adversidades, esto es solamente para que nuestra fé pueda ser probada y fortalecida, para que nuestras oraciones sean más intensas, nuestros deseos por el rescate se aumenten, con el fin de que cuando de esto Él nos liberte, podamos apreciarlo con mayor plenitud.
Cristo les reprendió suavemente diciendo, "¿Dónde está vuestra fé?" ¿Por qué no gritáis victoriosamente enfrente de la tormenta y decís a ese viento enfurecido y a esas olas arrolladoras, "Vosotras no podéis hacernos ningún mal, porque Cristo, El Salvador poderoso está a bordo?" Es más fácil confiar cuando el sol brílla que cuando estamos amenazados por la tormenta.
Nunca sabemos cuanta fé verdadera poseemos hasta que se pone a prueba en una gran tormenta; y esta es la razón por la que el Salvador está a bordo. Si alguna vez llegas a ser fuerte en el Señor y en el poder de Su Fortaleza, tu vigor ha de nacer en alguna tempestad.
Cristo dijo, "Vamos al otro lado" y no en medio del lago para ahogarse.-Dan Crawford.
Imprimir artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario