3 de Marzo del 2025
"Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto." Marcos 9:26.
La maldad nunca somete su presa sin una gran lucha. Nunca obtenemos una herencia espiritual por medio de ejercicios agradables y deliciosos, sino siempre por medio de la terrible contienda de la batalla. Así sucede en el reino secreto del alma. Toda facultad que gana su libertad espiritual lo hace con el precio de la sangre. La maldad nos acecha en cada rincón que encontramos en el camino de la vida, y el progreso que hagamos tenemos que inscribirlo con sangre y lágrimas. Debemos de recordar ésto, o de lo contrario añadiremos a todas las demás cargas de la vida la bilis de la mala interpretación. Nosotros no "nacemos de nuevo" en medio de niñeras apacibles y protectoras, sino en medio del campo, al aire libre de donde obtenemos nuestra fortaleza en el mismo terror de la tempestad. "Debemos entrar en el reino de Dios por medio de mucha tribulación."-Dr. J. H. Jowett.
"Aún vive la fé de nuestros antepasados, a pesar de la prisión, del fuego y de la espada que la combatieron. Con cuánto gozo laten nuestros corazones donde quiera que oímos nombrar la fé santa de nuestros antepasados! i Te seremos fieles hasta la muerte!
Aunque nuestros antepasados estuvieron encadenados en oscuras prisiones, no obstante, sus corazones y conciencias estaban libres. i Cuán grandioso sería el destino de sus hijos, si lo mismo que ellos, pudieran morir por Tí!
"Puedo aún creer que vendrá el día cuando veremos todas las razones por nuestros sufrimientos y que en aquel día nos reiremos con gozo santo al ver la grandeza de la obra realizada por las pruebas de estos días presentes."
Negarnos a nosotros mismos nos da la oportunidad de ver a Dios, de descubrir su hacer, ver su intervención, presenciar su grandeza en nuestras vidas. Ponerlo en el PRIMER lugar nos representa la seguridad de que nuestras vidas tomen el curso correcto para esta vida y para la eternidad, hace que nuestras cargas se aligeran y el yugo no sea agobiante sino fácil y placentero porque lo llevamos con Él.
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