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jueves, 17 de julio de 2025

Observa y aprende.


 

"Permaneceré quieto, y miraré desde mi morada." Isaías 18:4, Versión Inglesa.

Asiria se dirigía contra Etiopía, cuyos habitantes son descritos como teniendo una gran estatura y un carácter apacible. Al avanzar los ejércitos, Dios no hizo ningún esfuerzo para detenerlos y parecía que se les había permitido el hacer su voluntad. El continuaba observándolos desde Su morada, y todo parecía que les favorecía; pero antes de la recolección, todo el orgulloso ejército Asirio fue cortado y destruido con la misma facilidad que las ramitas son cortadas con las podaderas por el jardinero.

¿No es una concepción maravillosa de Dios, el permanecer quieto y observando? Su quietud no es asentimiento. Su silencio, no quiere decir que El consienta. El solamente espera que llegue Su tiempo, y se levantará en el momento más oportuno, cuando parezca que los designios de los malvados van a triunfar; entonces Él se levantará y los derrotará desastrosamente. Cuando miramos a la maldad que existe en el mundo, cuando pensamos en los éxitos aparentes de los obradores de maldad; cuando sufrimos bajo la opresión de aquellos que nos odian, recordemos aquellas palabras maravillosas acerca de Dios, "que Él permanece quieto y observando."

Esto puede interpretarse también de otra manera. Jesús observó a Sus discípulos cuando trabajaban remando durante la noche tempestuosa; y contempló, aunque de una manera invisible, los dolores sucesivos de Betania; cuando Lázaro pasó paulatinamente los escalones de una enfermedad mortal, hasta que sucumbió y fué llevado a la tumba de piedra. Pero Él esperaba solamente el momento cuando pudiese intervenir de una manera más eficaz. ¿Permanece El quieto para tí? El no deja de observar El está contemplando todas las cosas; El, tiene colocado Su dedo en tu pulso, y observa todas sus fluctuaciones. El vendrá a salvarte cuando llegue el preciso momento. 

Josué 1: 7 y 8  Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 


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