16 de Abril del 2025
"Por la fé de Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad, y salió sin saber a donde iba." Hebreos 11:8.
El no sabía a donde iba, pero le bastaba con saber que iba con Dios. El no confió tanto en las promesas como en el Prometedor. El no pensó en las dificultades de su empresa, sino en el Rey eterno, inmortal invisible, en el único Dios sabio que se había dignado señalar su curso y con toda certeza se vindicaría a sí mismo. ¡Fé gloriosa!
Esta es tu obra, estas son tus posibilidades; contentamiento para marchar en cualquier dirección con órdenes selladas a causa de una confianza firme en la sabiduría del Señor; el estar dispuesto a levantarse, abandonar todo y seguir a Cristo con la alegre seguridad de que lo mejor de la tierra no puede compararse con la cosa más diminuta del Cielo.-F. B. M.
De ningún modo es lo suficiente el emprender una aventura de fé con tu Dios. Tienes que romper todos los planes que para ello tengas preparados. Tu guía te llevará por Un sendero sin pisar. El te conducirá por un camino que jamás podrías soñar que tus ojos iban a ver. El no conoce el temor, y espera que tú no temas mientras está contigo.
Cuando nos embarcamos con el Señor esto requiere que naveguemos bajo Sus órdenes y con Su protección y fortaleza, y el resultado es que no podemos comprender la razón por todas las cosas que nos sobrevengan. En esta vida es preciso guardar con celo nuestra fé y confianza en nuestro Señor y Guía.
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