Nadie como nuestro Dios. Incomparable en poder u gloria, en amor y misericordia, El se acuerda de que somos polvo, decía el salmista, es nuestro Dios quien renueva cada mañana sus misericordias, es quien nos sostiene en medio de todo lo que nos rodea y muchas nos oprime como para aplastarnos pero allí está el Señor acercándonos su voz, susurrando a nuestro oído que no temamos que todo nos ayudará a bien, que de ninguna manera estamos solos, El esta allí, no como espectador simplemente, sino como nuestro ayudador, nuestro sostén, nuestro amparó si El cuida de las aves cuidará también de mi, ¡Alabado sea su nombre, que a diario me da seguridad de cuidado y atención sobre mi vida! Que hoy reconsideres su compañía y puedas descubrir sus brazos sosteniéndote, su voz animandote y su ayuda a tu disposición, para que experimentes la grandeza de su amor y puedas comprobar que siempre quiere para tu vida lo mejor.
Bendiciones, muy bonito día.
Imprimir artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario