El salmista por el salmo 127 dice si Dios no guarda en vano vela la guardia, por demás es que el ser humano se levante temprano y se vaya a acostar tarde si Dios no es el que bendice.
Moises anticipa y expone, habla que aun la abundancia no sacia al que se desentiende de Dios, usa la expresión de comerán y no se saciarán.
Porque el deleite del corazón no reside en los logros pasajeros, sino en la eternidad a la que espera ir, donde Dios es el todo y en Él todo es otorgado en gracia y favor al que le busca y teme. Perder el sentido del llamado de Dios a nuestras vidas desenfoca la eternidad y lleva la mirada a lo superficial y pasajero de esta existencia.
En el mensaje de Jesús a una de las Iglesias en el libro de Apocalipsis es justamente el señalar que sigue haciendo buenas obras, cumple con los requisitos de servicio...PERO... dejó su primer amor. Esto nos hace reflexionar y preguntarnos:
¿Quién es el motivo nuestro servicio?¿Cuál es la motivación que tenemos para las obras que hacemos?¿o que detiene que hagamos sus obras? ¿Qué hace que dejemos de oirlo para encaminanrnos en su voluntad? ¿o por que menguó el deseo de servirlo?
Jesús nunca nos ha fallado y en lo que hacemos, si no lo hacemos por Él, hemos perdido el real enfoque que debemos tener siempre latente en nuestra mente y corazón: por Él y para Él
¡Bendiciones!
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