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martes, 26 de septiembre de 2017

Habitar confiado

La palabra de hoy:
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.  Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; En guardarlos hay grande galardón.  ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.  Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.  Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Salmo 19: 7-14 (RVR1960)
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El artículo de hoy:
“He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones.”
Números 23: 9. (RVR1960)

¿Quién querría habitar entre las naciones, y ser contado entre ellas? Vamos, inclusive la iglesia profesante es de naturaleza tal, que resulta sumamente difícil seguir plenamente al Señor dentro de su seno. Hay tal mezcla e influencia que uno suspira con frecuencia anhelando “una cabaña en algún vasto desierto.”
Es muy cierto que el Señor quiere que Su pueblo siga un camino de separación con relación al mundo, y que salga decidida y claramente de él.
Somos apartados por el decreto, la compra, y el llamado divinos, y nuestra experiencia interior nos ha conducido a diferir grandemente de los hombres del mundo; y por eso, nuestro lugar no está en su Feria de las Vanidades, ni en la Ciudad de la Destrucción, sino en el camino angosto por el que todos los verdaderos peregrinos deben seguir a su Señor.

Esto no sólo debe reconciliarnos con los escarnios y los desprecios del mundo, sino conducirnos a aceptarlos con placer, como parte de nuestra porción del pacto. Nuestro nombres no están registrados en el mismo libro, no provenimos de la misma simiente, no estamos ligados al mismo lugar, ni estamos confiando en el mismo guía, por tanto, está bien que no seamos contados con ellos.

Basta con que estemos en el número de los redimidos, y estaremos contentos de ser
extravagantes y solitarios hasta el fin del capítulo.

Ministerio Jesús la forma de Vida


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