Así como cuando nuestro lugar de destino está ingresado en el GPS y la voz que comunica la ruta trazada, nos va guiando y direccionando para tomar el camino más seguro, más rápido y menos riesgoso, a la que debemos prestar atención y cuidado, así mismo es la dirección de Dios a través del Espíritu Santo, para llevarnos a una eternidad a su lado. Pero como ocurre en el camino natural que pueden confundirnos las salidas o bifurcaciones, puede en nuestro andar presentarse preocupaciones o situaciones inesperadas que nos confundan, es entonces que debemos detenernos y amplificar el mapa que nos marca el recorrido, es tiempo de acercarnos a la Palabra de Dios y ver con más detenimiento que no dice y cual es la salida a tomar. para no errar el camino y perder tiempo.
Hay decisiones que aunque nos arrepintamos traerán consecuencias irremisibles, El Rey David tomó a nuestro entender una decisión insignificante, no salir a la batalla. Pero esa decisión lo llevó a pecar y ese pecado sumó otro, y otro, y otro pecado, y trajo como consecuencia: La división en su familia y su reino, la usurpación del reino, la humillación pública, desastres y contiendas familiares, muertes, y que la espada no se aparte de su reinado, perdiendo la paz que Dios le había dado. Una sola y simple decisión, aparentemente insignificante.
Saber hacer lo bueno y no hacerlo es pecado, dice el Apóstol Santiago, y no que Dios se aparta de nosotros, sino que acusados por nuestra propia conciencia e influenciados por el Malo, buscamos como Adán y Eva escondernos de Dios. Y es allí donde se desató la excusa y la acusación al otro, en vez del arrepentimiento y confesión para perdón.
No repitamos la historia, acerquémonos al Señor el Ha hecho un nuevo día para que nos alegremos y gocemos en Él, hay plenitud de vida a su diestra.
Que tengas una bendecida jornada.
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