"No te impacientes a causa de los malignos. Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad" (Salmo 37:1.)
Esto para mí es un mandamiento Divino; lo mismo que "No hurtarás." Ahora vamos a ver lo que quiere decir esto. Una definición es, "El aparecer intranquilo, sin sosiego." "o incluso extenuado"; y una además persona enojadiza e irracional, que busca las faltas, no sólo se cansa a sí misma, sino que es molesta para los demás. El impacientarse es estar en un cierto estado de molestia, y en este Salmo no solamente se nos dice que no nos impacientemos a causa de los obradores de iniquidad, sino que no nos impacientemos "por ninguna causa." Ello es dañino y Dios no quiere que nos dañemos a sí mismos.
Un médico te dirá que un arranque de ira es tan dañino como que la fiebre elevada para el sistema, ya que ambos afectan neativamente al sistema cardiovascular y a otros organos, y una disposición de impaciencia o indignación no es conducente a un cuerpo saludable, y tú sabes que hay dos maneras de obedecer las reglas, y el próximo escalón es mal humor, y éste conduce a la ira. Arreglemos este asunto y obedezcamos el mandamiento, "No te impacientes." -Margaret Bottome.
Pacientemente esperé a Jehová. Y se inclinó a mí, y oyo mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán, y confiarán en Jehová. (Salmos 40:1-3)
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