¡Favoreceme!

Cuántas veces el favor de Dios estuvo a nuestro lado y no lo pudimos ver por estar muy distraídos, corriendo de un lado a otro a resolver conflictos, atendiendo circunstancias, y en medio de todo eso estaba su voz llamándonos, pero el ruido del entorno fue mas fuerte y no alcanzamos a oírle.

Que podamos decir como el Apóstol Pablo ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?  Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Esta es la propuesta de Dios, sea abrazados y sostenidos por la grandeza de su amor, experimentando esa paz, que no se logra por medios humanos, ni por alianzas sino por estar con Él sabiendo que hay seguridad en su presencia, restauración, sanidad y nuevas fuerzas para permanecer inmutables en nuestra fe y obra, cuando estamos apoyados en Él .

La respuesta, la solución, los cambios y logros, solo son la añadidura, lo importante es estar con Él, oirlo y ser enseñados por su buena voluntad.

Vivamos este desafío y testifiquemos de que no hicimos mas que acercarnos al trono de su Gracia. Su favor siempre llega a tiempo, pero pasemos tiempo con Él ¡Bendiciones!

 

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