No hay mejor refugio que el que hallamos en la conversación con Dios, nuestros tiempos invertidos en la lectura de la Biblia y la oración, como ese complemento de respuesta de Dios a nuestros planteos, a las inquietudes que se nos presentan, a las dudas que aparecen y las dificultades que toca enfrentar.
La claridad en la visión que nos hacen comprender y no pasar por alto la realidad de que nuestra lucha no es con las personas que se presentan con enemistades, sino contra los verdaderos enemigos que son espirituales, influenciando a otros o a nuestros mismos pensamientos, llevándonos a percepciones diversas sobre los hechos reales, trayendo confusión, desaliento, cansancio, desanimo y tantos otros sentimientos que aplacan el ímpetu de conquista que el Señor ya nos ha dado al hacernos mas que vencedores en Jesús y con Él aguerridos y valientes soldados de la fe.
Corramos a su presencia y veamos que caen los argumentos, las fortalezas y aún nuestros pensamientos se rinden ante Él, y allí mismo viene a nosotros una visión renovada que nos hace ver como Dios ve lo que estamos atravesando y nos vivifica y fortalece para conquistar el milagro que ya nos fue otorgado.
Bendecida jornada.
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