Te alabo en gran manera

Pero yo daré gracias al Señor una y otra vez;
    lo alabaré ante todo el mundo.

Pues él está junto al necesitado,
    listo para salvarlo de quienes lo condenan.

Palabras finales de un salmo que emana la aflicción de padecer el ser juzgado y criticado sin tener causa o culpa de nada, siendo objeto de conversaciones de quienes solo condenan. 

Pero que bueno que al permanecer en la Presencia de Dios aun esos sentimientos son transformados en paz y esperanza, que la confianza en un Dios justo acalla ese corazón y trae calma y seguridad de ser defendido por un Dios Juez Justo y fidedigno a sus Palabras.

Mientras el llamado a cada uno es serle fiel, tomar sus enseñanzas para llevarlas a la práctica y experimentar que su compañía nos templa aún en los momentos controversiales que hemos de vivir y que nos son necesarios, para crecer y madurar, llevándonos a la estatura de Cristo, comprobando la grandeza del amor del Padre.

En su elección nos ha privilegiado con hacernos libres de los sentimientos que encadenan el alma, nos ha dado la posibilidad de desprendernos del resentimiento que nos producen de las injusticias, de la amargura del descontento de ver y padecer juicios y críticas. Dar un paso adelante al desafío de conquistar el supremo llamado a la eternidad a su lado.

Por eso hemos y vamos aprendiendo aún más a alegrarnos y agradecer que en toda circunstancia sus fuerzas nos sostienen y su amor como bálsamo refresca y renueva nuestro corazón abatido y lo llena de vigor y ánimo para seguir y conquistar su victoria.

Hoy agradecemos una y otra vez su compañía, su mano en nuestro hombro, recordándonos: todo te ayuda a bien porque te amo y me amas, juntos hasta el final.

Dios te abrace y fortalezca para gozar su paz y alegrarte en Él. Bendiciones.

 

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