¿Me puedo enojar?

Por supuesto que si. es lo mas normal, enojarse. Pero el tema en cuestión es más profundo, no se trata de enojarse, sino de que hacemos con ese enojo. El Apóstol Pablo escribe: airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, esto refiere al daño que nos hace el andar enojados, desde lo mental, a lo emocional y lo físico el enojo produce desgaste mental, con pensamientos que nos obnubilan, nublan el sano juicio de los acontecimientos, exacerban las emociones y nos llegan a enfermar al punto de llevarnos a trastornos de ansiedad o pánico. 

Por eso somo aconsejados por Dios a que nos deshagamos de este tipo de sentimientos, que podamos buscar la paz de Dios y seguirla. en la identidad que tenemos en Cristo, tenemos los parámetros que necesitamos para definir a que cosa no darle lugar o que cosas rechazar y quitar de nuestra vida, las directivas nos quedaron escritas en la Biblia:

Si sufrimos injusticias recordar que nuestro legislador y juez es Dios mismo que dice que no tendrá por inocente al culpable.

Si nos acusan falsamente Jesús es nuestro abogado y quien nos defiende, tomando a su cargo nuestros asuntos.

Si nos defraudan, Dios nos da recompensa cuando lo seguimos a El.

Cuando nos roban, Dios es el que nos da herencia que no se pierde y suple todas nuestras necesidades según sus riquezas en Gloria.

No permitamos que cosas superficiales nos cambien el humor cuando Dios es nuestro gozo, de Él proviene la alegría verdadera y el deleite genuino y perdurable, porque es el Señor el que hace que todo nos ayude a crecer, madurar y verlo latente en nuestro diario vivir.

Dios te abrace con su paz y te muestre su buen propósito, bendiciones.

Imprimir artículo