Cuando los problemas nos agobian, cuando hemos perdido el rumbo, cuando todo se vuelve confuso, cuando no entendemos como llegamos a las situaciones que vivimos y padecemos, aún hay esperanza, aun hay posibilidades de cambios, porque aun hay una puerta abierta a la misma presencia de Dios.
El ser humano olvida mirar hacia arriba, me decia alguien ayer, y es cierto, miramos solo lo que tenemos en frente y no invitamos a nuestro hacedor a ser parte de nuestro peregrinar en esta tierra y es ahi donde nos superan las situaciones, dejandonos en desesperación, sin salida. Pero allí el gran amor de Dios se hace presente una vez mas para recordarnos que lo que mueve su corazón es el gran amor por nosotros, como buen padre, nos da espacio y tiempo para que no desarrollemos y mientras nos espera para ayudarnos, aconsejarnos e intervenir en aquello que ya no podemos hacer mas.
El puede y quiere ayudarnos a vivir una plenitud de vida en la manera correcta, en un orden que nos hace disfrutar sin pena, con buen fin y tomados de su mano.
Dios sea tu compañero de camino hoy y compruebes este gran amor una vez más. Que puedas definir tu vida en la inspiración de sus consejos y no apartarte de cuidado. Que Él sea parte de tu vida es lo que va a hacer una absoluta diferencia. Bendiciones.
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