Dios habita en la alabanza de su pueblo, allí su gloria y majestad se hacen presente a manifestar su gracia, amor y buena voluntad para con los que le buscan deveras.
Podemos y debemos orar y alabar a Dios en nuestros hogares, en todo tiempo y lugar. Podemos oír y cantar canciones de alabanza y adoración todo el día y es bueno, claro que si, ademas ministrara nuestras casas, pero aqui nos habla este pasaje de asistir a la Iglesia, al templo, al lugar señalado y dedicado a Dios para rendirle allí nuestro culto racional.
Y estableció allí Dios autoridades para enseñarnos y transmitirnos sus buenas Palabras para guiar nuestros pasos e instruirnos sobre el porvenir, dándonos esperanza y seguridad de bendición en cada paso que nos tocará dar y cada decisión que tomaremos.
Que nada nos quite del lugar que el Señor nos ha señalado como su casa para congregarnos
¡Bendiciones!
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