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martes, 6 de febrero de 2018

Si oyeres la voz de Jehová tu Dios bendito serás tu en la ciudad

Palabra del día: Deuteronomio 7:6 - 11 

Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;  sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.  Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago. Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.
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Artículo de hoy: “Si oyeres la voz de Jehová tu Dios, bendito serás tú en la ciudad.” Deuteronomio 28: 2, 3.

La ciudad está llena de zozobras, y quien tiene que ir allí cada día descubre que es un lugar de gran desgaste. Está llena de ruido, y de actividad, y de alboroto y de duro trabajo: sus tentaciones, y pérdidas y aflicciones son muchas. Pero ir allí con la bendición divina le quita el filo a su dificultad; permanecer allí con esa bendición es encontrar placer en sus deberes, y la fortaleza que requieren sus exigencias. Una bendición en la ciudad tal vez no nos haga grandes, pero nos mantendrá buenos; tal vez no nos haga ricos, pero nos conservará honestos.

Ya sea que seamos obreros, o empleados de oficina, o gerentes, o comerciantes, o magistrados, la ciudad nos brindará oportunidades para que seamos útiles. Allí donde hay cardumen, hay buena pesca, y es esperanzador trabajar para nuestro Señor en medio de las apretujadas muchedumbres. Podríamos preferir la quietud de la vida en el campo; pero si somos llamados a la ciudad, hemos de preferirla ciertamente porque allí hay espacio para nuestras energías.

Hoy hemos de esperar cosas buenas debido a esta promesa, y nuestro cuidado ha de ser tener un oído abierto a la voz del Señor, y una mano dispuesta a ejecutar su orden. La obediencia trae la bendición. “En guardar sus mandamientos hay grande galardón.”

Ministerio Jesús la forma de Vida


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