"Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre." 2 Crónicas 14:11.
Recuerda a Dios de su gran responsabilidad. Hay una traducción que lo expresa con estas palabras: "No hay ningún otro excepto Tú que ayude." Las ventajas contra Asa eran enormes. Había un millón de hombres en armas contra él y además trescientos carruajes. Parecía imposible que él pudiese defenderse contra aquella multitud. No tenía ningún aliado que pudieran venir en su ayuda; por lo tanto. su sola esperanza estaba en Dios. Puede ser que tus dificultades hayan llegado a tal extremo, que te hayas visto obligado a renunciar a la ayuda de aquellos a quienes recurriste en pruebas menores y vengas en busca del Amigo Todopoderoso.
Pon a Dios entre tí y el enemigo. Por la fé de Asa, parece ser que Dios se interpuso entre él y el poder de Zera. El no estaba equivocado. Se nos dice que los etíopes fueron destruidos delante de Dios y delante de Su ejército, como si combatientes celestiales se hubiesen arrojado contra el enemigo ayudando a Israel y poniendo en huida la mayor parte del ejército, así que Israel solo tuvo que perseguirlo y recoger los despojos. Nuestro Dios es Jehová de los ejércitos, quien puede en cualquier momento reunir refuerzos inesperados para ayudar a Su pueblo. Cree que Él está entre tu y tu dificultad y lo que a ti puede vencerte huirá delante de Él, como las nubes delante del viento fresco. Amén
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