Ayudar, aunque no lo parezca, también es una habilidad a dominar. Hacerlo sin criterio es malo para ambas partes. Quizás eres una de esas personas que siempre está lista a ayudar a los demás. Tienes carácter amigable y probablemente te gusta servir a otros, darles lo mejor de ti. Con frecuencia puedes notar que, por un lado, tus esfuerzos no se ven compensados con una solución real para los problemas del otro; y, por otro, no recibes ayuda con el mismo esmero con que la brindas. Quizás esto ocurra porque no estas siendo guiado por quien realmente tiene que enviarte.
Así es como nos recuerda el Salmista, de como fue Dios quien envió a Moisés a la tarea que El mismo le encomendó. De la misma manera es que cada uno de nosotros debemos ser enviados por el Rey de Reyes y Señor de señores.Oremos en este dia: Señor aunque al parecer tengo genuinas intenciones, ayúdame a no ser guiado por mis intenciones, sino ser guiado por ti, y por tu palabra, para no salirme de tu cobertura. Amen
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