Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. 2 Reyes 6:17
Esta es la clase de oración que debemos de hacer nosotros y por los demás, "Señor abre nuestros ojos para que podamos ver"; porque el mundo que nos rodea está lleno de caballos y carrozas que pertenecen a Dios, esperando para llevarnos a lugares de una gloriosa victoria. Cuando nuestros ojos estén abiertos así, entonces veremos en todos los acontecimientos de la vida tanto grandes como pequeños, alegres o tristes, una "carroza" para nuestras almas.
Todo lo que nos sobreviene puede convertirse en una carroza, en el momento en que lo tratemos como tal por otra parte, aún la prueba más pequeña puede aplastarnos y conducirnos a la desesperación si le damos mucha importancia.
Está en nosotros y no en lo que nos sobreviene, el que seamos perjudicados o beneficiados. Si permitimos ser pisoteados y aplastados por lo que nos acontezca, entonces seremos afligidos en gran manera, pero si saltamos sobre nuestras aflicciones y adversidades como si fuesen un carro de victoria, y hacemos que nos transporten triunfalmente hacia arriba y adelante, entonces ellas se convertirán en las carrozas de Dios.
Con un alma amilanada el Señor no puede hacer mucho, de aquí que el enemigo trata de lanzar a los que pertenecen al Señor a la desesperación. Se ha dicho muy a menudo, que un ejército desanimado vá a la batalla con la certeza de ser derrotado. Recientemente oímos decir a una misionera, que estaba invalidada porque su espíritu había languidecido, y lo mismo sucedió a su cuerpo. Tenemos necesidad de saber más acerca de los ataques que el enemigo lanza a nuestros espíritus, y cómo resistirlos. Si el enemigo puede desalojarnos de la posición que ocupamos, entonces tratará de extenuarnos, sitiandonos durante un largo período, hasta que por fín, a causa de una gran debilidad, le dejemos pronunciar el grito de la victoria.
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