En la casa del Padre

 

Hemos sido sembrados por Dios para llevar fruto y que el fruto permanezca. Y es en la casa donde el Padre nos ha sembrado, que seremos como tierra preparados, para cumplir ese propósito divino y eterno que Dios preparó de ante mano para que andemos en el.

En las huertas vemos que hay malezas que quitar, tierra dura que ablandar, abrojos, rosetas, espinos que quitar, pareciera por momentos que es mas la hierba mala, que la planta que da fruto para sustento. Pero el Labrador se ocupa de hacer esa limpieza, esa preparación de la tierra, esa siembra y ese riego hasta que el fruto aparece, madura y es de provecho.

Así como el salmista decimos presente en los atrios, traemos ante Él nuestro corazón, nos presentamos a sacrificar todo lo que impide que ese plan perfecto que el Padre soñó sea desarrollado para bendecir a otros, y allí haremos subir nuestra alabanza al Creador, nuestro amado Dios que nos ha rodeado de favores.

En medio de la congregación que alaba y bendice tu Nombre santo, unimos nuestras voces en reconocimiento tu eres el todopoderoso, omnisciente y amoroso Dios, nuestro caminar es a tu lado y tenemos certeza de que tu nos guiarás siempre a lo mejor, hoy podemos testificar que tu bendición enriquece y no añade consigo tristeza. ¡Bendito seas por siempre Señor!

Muchas felicidades en este año que inicia, Dios te guie, te guarde, te ayude y sustente tu fe... Sigamos creciendo en la obra del Señor siempre.

Bendiciones!

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