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jueves, 22 de noviembre de 2018

SI DIOS ES CONMIGO, ¿QUIEN CONTRA MI?

SI DIOS ES CONMIGO, ¿QUIEN CONTRA MI?

Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.   Colosenses 3: 14 - 16 (RVR1960)
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Poderosa Protección.
Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová. (Isaías 54:17)

Ninguna arma forjada contra ti podrá prosperar. ¡Qué buenas noticias! Es grandioso saber que ninguna enfermedad, circunstancia o dificultad podrá contra ti.
Hace algunos años, a uno de nuestros amigos le hicieron una demanda judicial. Oramos juntos basados en ese versículo y nos pusimos de acuerdo que ese versículo sería la palabra final en esa situación, no las acusaciones contra él. Estuvimos firmes en la fe, confiando en que esa demanda no prosperaría contra él.

Efectivamente, cuando mi amigo fue al juzgado, los demandantes no pudieron prevalecer contra él. Él ganó ese pleito judicial no porque los abogados fueran muy listos, sino porque era inocente y porque había confiado en esa poderosa promesa de Dios.

Imita ese ejemplo. Ante cualquier ataque que recibas en algún aspecto de tu vida, no te ponga a llorar con los brazos cruzados y a pedirle a Dios que te rescate. Por el contrario fortalece tu confianza en Él y Abre la Biblia en Isaías 54:17. Recuerda lo que Dios te ha prometido. Aferrate de esa promesa para fortalecerte contra el pecado y contra toda obra perversa que intenten atarte.
No desperdicies la fuente de protección de Dios; pónla a trabajar en tu vida. Ella es tu herencia legítima como siervo del Señor.

Oremos:
Señor, rehúso temerle a cualquier arma que pueda ser forjada contra mi y que intente derrumbarme,  porque sé que de acuerdo con tu Palabra, no podrá prosperar contra mí. Confío en que Tú me protegerás, y desde ahora te doy gracias por la victoria. Amén.

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