Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de Justicia. Romanos 6:13
Una noche fuí a oír hablar a.cerca de la consagración. No recibí ningún mensaje especial, pero cuando el orador se arrodilló, pronunció la siguiente frase: "¡Oh! ¡Señor! Tú sabes que podemos confiar en Aquél que murió por nosotros." Este fué mi mensaje. Me levanté, y por la calle caminé para ir a tomar el tren. A medida que caminaba, pensé detenidamente sobre lo que la consagración podía significar para mi vida, y me dió miedo. Entonces, por encima del ruido y el resonar del tráfico de la calle, llegó a mí este mensaje: "Puedes confiar en Aquél que murió por tí."
Me subí en el tren para ir a casa, y durante el trayecto pensé en los cambios, sacrificios y disgustos que la consagración me podía traer consigo y me dió miedo.
Llegué a casa y me metí en mi habitación, y arrodillándome pensé sobre el pasado de mi vida. Había sido un Cristiano, un miembro activo de la iglesia, un Director de la Escuela Dominical, pero nunca había entregado definitivamente mi vida a Dios.
Sin embargo, cuando pensé de los planes tan queridos que tenía que echar por tierra, de las esperanzas tan acariciadas que tenía que abandonar, de la profesión elegida que pudiera ser que tendría que dejar me dió miedo.
No veía que Dios tenía cosas mejores guardadas para mí, así que mi alma se encogió; pero entonces por última vez, vino a lo más íntimo de mi corazón con un ímpetu veloz de poder convencedor, aquel mensaje escudriñador:
"Hijo mío, tú puedes confiar en aquel que murió por tí. Si no puedes confiar en Él, ¿en quién puedes confiar?"
Esto terminó casi todas mis preocupaciones, porque en un abrir y cerrar de ojos, pude ver que Aquél que me amó de tal manera que dió su vida por mí, podía ser absolutamente confiado con todo lo concerniente a la vida que Él había salvado.
Querido amigo, tú puedes confiar en Aquél que murió por tí. Tú puedes confiar en que El frustrará sólo aquellos planes que pudieran perjudicarte, y te ayudará a que realices aquellos que sean para la gloria de Dios y tu bien más elevado. Tú puedes confiar que Él te guiará por la senda que sea mejor para tí en este mundo.
"La vida no es un botín que debe de salvarse en el mundo, sino una inversión o capital que se nos ha dado, para que lo utilicemos en el mundo."
Imprimir artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario