"Y cumplidos cuarenta años, un ángel le apareció en el desierto ...y... fué hecha a él, Voz del Señor ... Ven te enviaré a Egipto." (Hechos 7:30-34. RVA)
Frecuentemente el Señor nos llama de nuestro trabajo para que permanezcamos separados del mismo por un cierto período, y nos manda que nos quedemos quietos y aprendamos sus lecciones especiales antes de volver a nuestra labor. No se pierde ningún tiempo en las horas que se invierten esperando de esta manera.
Huyendo de sus enemigos, el antiguo caballero se dió cuenta que su caballo necesitaba ser herrado. La prudencia parecía aconsejarle que continuára sin pérdida de tiempo, pero la sabiduría mayor le impulsó a que se detuviera por unos minutos en una herrería que había por el camino, para cambiar las herraduras de su caballo. Aunque podía oir el trote de sus perseguidores galopando tras él, no obstante él esperó por unos minutos hasta que su caballo estuvo listo para la huida. Y entonces saltando sobre la montura, cuando sus enemigos se encontraban a no muchos metros de distancia, huyó de ellos con la velocidad del viento y supo que su parada había acelerado su fuga.
Así, Dios nos pide con frecuencia que nos detengamos antes de marchar y nos repongamos enteramente para la próxima jornada de nuestro viaje y de nuestro trabajo. Destierra de tu mente el pensamiento del mundo, que te dice, <<no pierdas tiempo alli>> sino mas bien ten por seguro que ir a la presencia de Dios es invertir tiempo, para gozar de una eternidad con Cristo.
Entonces ¿Ya esta usted inviertiendo bien su tiempo para la eternidad?
Imprimir artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario