2 Pedro 2: 9 y 10
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
“No quitará el bien a los que andan en integridad.” Salmo 84: 11.
El Señor puede quitar muchas cosas placenteras, pero no “el bien”. Él es el mejor juez de lo que es bueno para nosotros. Algunas cosas son indudablemente buenas, y estas las podemos obtener cuando las pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.
La santidad es un bien, y Él la obrará en nosotros libremente. Él nos concederá gustosamente la victoria sobre las malas tendencias, sobre los temperamentos violentos, y los malos hábitos, y no hemos de permanecer sin ella. Él otorgará la plena certidumbre, y la comunión cercana con Él, y el acceso a toda la verdad, y el valor que predomina delante del propiciatorio. Si no tenemos estas cosas, es por falta de fe de recibirlas, y no por cualquier renuencia de parte de Dios de otorgarlas.
Una disposición tranquila y celestial, gran paciencia, y amor ferviente: Él concederá todas estas cosas a la santa diligencia. Pero noten que hemos de “andar en integridad”. No ha de haber propósitos encontrados ni tratos aviesos; ni hipocresía ni engaño. Si andamos suciamente, Dios no puede otorgarnos favores, pues eso sería un galardón por el pecado.
El camino de la integridad es el camino de la riqueza celestial: una riqueza tan grande que incluye todo el bien.
¡Qué promesa es esta para argumentarla en la oración! Pongámonos de rodillas.
¡Qué promesa es esta para argumentarla en la oración! Pongámonos de rodillas.
_____________________________________________
No Te Entregues Al Miedo
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Génesis 12:1)
No Te Entregues Al Miedo
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Génesis 12:1)
La Biblia habla de un hombre llamado Abram que confiaba en Dios a pesar de su propio miedo personal. ¿Cómo te sentirías si Dios te dijera que abandones tu hogar, tu familia y todo lo que es familiar y cómodo y encaminarte a un destino desconocido? ¿Lleno de miedo? Eso es exactamente lo que Dios le dijo a Abram que lo hiciera, y eso lo asustó. Pero las palabras de Dios para él fueron “No temas”.
Muchas veces creemos que debemos esperar para hacer algo hasta que ya no tengamos miedo, pero si lo hiciéramos, probablemente logremos muy poco para Dios, para otros, o incluso para nosotros mismos. Abram tuvo que salir en fe y obediencia para Dios, a pesar de su miedo. Si Abram se hubiera entregado al miedo, nunca hubiera cumplido su destino para convertirse en todo lo que Dios le creó para que fuera, el padre de muchas naciones. Ceder ante el temor altera el mejor plan de Dios para tu vida, así que haz lo que Él quiere que hagas … ¡incluso si tienes que hacerlo con miedo! Como Abram, encontrarás que las recompensas son geniales.
Oremos:
Señor, dame la fortaleza para sobreponerme al temor que pueda atraparme en circunstancias que escapan de mi control. Elijo vivir por fe en Ti, con valor y coraje, porque no me has dado espíritu de cobardía, sino de poder y dominio propio. Con Tu mano guíando mis pasos, no habrá nada porque temer. Amén.
Señor, dame la fortaleza para sobreponerme al temor que pueda atraparme en circunstancias que escapan de mi control. Elijo vivir por fe en Ti, con valor y coraje, porque no me has dado espíritu de cobardía, sino de poder y dominio propio. Con Tu mano guíando mis pasos, no habrá nada porque temer. Amén.
Ministerio Jesús La forma de Vida
Imprimir artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario