LAS PRUEBAS NOS LLEVAN A ENCONTRAR CON LA VERDADERA GRANDEZA DE DIOS.
Salmo 136: 1 y 4 Alabad a Jehová, porque él es bueno, Porque para siempre es su misericordia. 4 Al único que hace grandes maravillas, Porque para siempre es su misericordia.
Crecer en El Viento.
El les dijo: ¿Por qué temen, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? (Mateo 8:27-28)
Imagina un mundo sin viento. Lagos calmos; hojas caídas que no vuelan. ¿Esperaría alguien que un árbol cayera de repente? Sin embargo, esto fue lo que sucedió en un gran domo de vidrio construido en un desierto. Los árboles dentro de esa burbuja sin viento, llamada Bioesfera 2, crecían más rápido de lo normal, hasta que, repentinamente, colapsaban por su propio peso. Los investigadores explicaron la razón: esos árboles necesitaban la presión del viento para crecer fuertes.
Jesús permitió que sus discípulos enfrentaran vientos fuertes para que su fe se fortaleciera (Marcos 4:36-41). Mientras cruzaban aguas conocidas, una tormenta repentina fue demasiado aun para estos pescadores experimentados. El viento y las olas agitaban la barca, mientras Jesús, exhausto, dormía en la popa. Aterrorizados, lo despertaron. ¿No le importaba a su Maestro que murieran? Entonces, Jesús ordenó al viento y las olas que se aquietaran, y les preguntó a sus amigos por qué aún no tenían fe en Él.
Si el viento no hubiese soplado, jamás habrían preguntado: «¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?» (Marcos 4:41).
Vivir en una burbuja puede parecer bueno, pero ¿sería firme nuestra fe si no aprendiéramos a superar circunstancias tormentosas?
Oremos:
Señor, ayúdame a recordar Tu propósito en las dificultades. Se que detrás de cada una de ellas, está Tu voluntad de fortalecerme, madurar mi fe y hacerme cada vez más firme y determinado en las circunstancias tormentosas de la vida. Amén.
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“El que creyere, no se apresure.” Isaías 28: 16.
Se apresurará para obedecer los mandamientos del Señor; pero no se apresurará con ningún sentido de impaciencia o de impropiedad. No se apresurará a huir, pues no se verá sobrecogido del miedo que provoca el pánico. Cuando otras personas vuelan por aquí y por allá como si la razón les hubiere fallado, el creyente estará tranquilo, calmado, y resuelto, y así será capaz de
actuar sabiamente en la hora de la prueba. No se apresurará en sus expectativas, ansiando sus cosas buenas de inmediato y al punto; sino que esperará el tiempo de Dios. Algunos sienten una prisa desesperada para tener el pájaro en la mano, pues consideran la promesa del Señor como un pájaro volando, que no es probable que sea suyo. Los creyentes saben esperar.
No se apresurará lanzándose a una acción indebida o cuestionable. La incredulidad ha de hacer algo, y así obra su propia ruina; pero la fe no se apresura por encima del progreso razonable, y así no se ve forzado a regresar tristemente por el camino que siguió imprudentemente.
¿Qué sucede conmigo? ¿Estoy creyendo, y, por tanto, estoy manteniendo el paso del creyente, que consiste en caminar con Dios? ¡Paz, agitado espíritu! ¡Oh, reposa en el Señor, y espéralo pacientemente! ¡Corazón, asegúrate de hacer esto de inmediato!
Ministerio Jesús La forma de Vida
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