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martes, 30 de mayo de 2017

¡DIOS TE ELIGIÓ PORQUE A SUS OJOS FUISTE DE GRAN ESTIMA!

Lectura bíblica: 
Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.»
—Isaías 43:4.



No prestes demasiada atención a como la gente te ve o que si te desaprueba, lo único importante es como tú, te ves a ti mismo y lo que Dios dice de ti.
La gente popular y de elite pasan la vida haciendo, diciendo y viviendo la vida que ni ellos en su interior lo quieren, pero "es el precio de la fama" se escucha decir entre ese tipo de personas, no que sean felices por tener todo lo que tienen sino por ver que agrada a los ojos de los que lo rodean.

Pensemos un minuto, si el hijo del dueño de una gran firma viene a nosotros, solo por ser el hijo, por cierto que lo atenderíamos de una manera especial, por el solo vinculo interpersonal con su padre.

¿Acaso el cristiano no es hijo del dueño de universo?¿Que mayor firma mas que esta se puede encontrar en esta vida? Y si nuestro Dios es el dueño, acaso nosotros no somos sus hijos?¿acaso no seremos tan importante como nuestro padre, por el solo hecho de tener ese vinculo tan cercano?

Aun mas todavía, Jesús oro por nosotros para que Dios nos guardase de este mundo, donde sabia el mismo que íbamos a pasar por diversas situaciones (Jn 17:9), y si estuviéramos pasado por pruebas Él no consuela en todas nuestras tribulaciones, y salido de ese momento nosotros poder aprender a consolar a nuestros hermanos también (2 Cor 1:4)
El nos puso en gran estima, fuimos honorables, tanto que hasta su hijo Jesucristo decidió dar su vida por nosotros.

-Dios, cuantas gracias te damos por tenernos tan presentes y hacernos tus hijos, por amarnos y cuidar de nosotros- AMEN.

Ministerio Jesús la Forma de Vida.

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Juan 17:9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son. (RVR1960)

2 Corintios 1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (RVR1960)


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